Sobre los temas y el ambiente del show qué mejor que una crónica del diario Noticias de Navarra un día después del concierto para ir haciendo boca.
Alimentado por los temas de los dos álbumes de Txarrena, el fuego de la noche mostró sus primeras y tórridas lenguas con Salvaje mirar, prosiguiendo el crepitar, sobre la ya ardiente madera del escenario, con Así (del segundo CD, como el primeramente citado) y El charco, viejo, este último. Con El Drogas, el Flako, Txus y Brigi inconmensurables, pura adrenalina y actitud rockera todos ellos regando con gasolina la función, el incendio llamado a ser el concierto fue adquiriendo las esperadas grandes dimensiones de manos de canciones directas siempre al estómago y al corazón -más que únicamente a la cabeza- como Todos los gatos (primera en mover a los de delante), El peldaño más cercano, Hay poca luz, Dime cómo besas, Piel de gato (con El Drogas, abrigo de cuero negro hasta los pies, careta y chistera, sacando a lo Alice Cooper a relucir su faceta más teatral: algo que, máscara de lobo cubriéndole el rostro, también hizo en El lobo feroz), Déjalo muñeca (con Enrique blandiendo impulsivamente bastones al aire, sobrevolando cual helicóptero de lado a lado del entarimado) o, ya en la recta final, Frío, la más coreada por los presentes: por un público de media de edad alta que, si bien no en el número esperado, protagonizó una asistencia notable, disfrutando con más tranquilidad que los días previos de la noche; de unas canciones que, ardientes de por sí y de contrastada madera para arder y hacer arder (como Nada sin ti, Empujo pa'ki y, cómo no, Azulejo Frío, últimas en sonar), aun presididas por el carisma y el inquieto latir de la creatividad de El Drogas, crecieron perfectamente propulsadas por el impulso de Txus (un auténtico dandy de las seis cuerdas), el Flako (representando como pocas veces se ve en los actuales escenarios la personificación del rock & roll) y de un Brigi que, colosal, aprovechó la ocasión para dar permiso de fin de semana al baterista que encierra en su interior. Una noche más, a la espera -en el presente caso- de ver cómo queda el DVD, nada que objetar.
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