Después de algunos conciertos de viejas glorias saldados con un estrepitoso fracaso, la congoja se apoderaba del respetable ante la inminencia de ver a una de las mayores leyendas del ritmanblús británico, a una de las mejores voces blancas en un estilo tan negro. Y es que el ciclo Music Legends celebrado en la Sala BBK de Bilbao echaba el telón por esta temporada programando, nada más y nada menos, que a Eric Burdon. 71 años le adornan, unos pocos en la cresta de la ola, y los más en un escalón medio-bajo en lo que a éxitos se refiere.
Y esta vez salió cara. El bueno de Burdon, con veinte minutos de retraso (avisados eso sí), saltó al escenario bilbaíno y en cuanto abrió la boca quedó claro que, si bien los años no pasan en balde, tampoco venía a uno de esos “toma el dinero y corre” que tanto se han prodigado, sobre todo, en los festivales de la tierra. Y el listón no estaba bajo precisamente tras pisar el mismo escenario luminarias como Ian Anderson, Marianne Faithfull, Dr. John, etc.
Arropado por guitarra, bajo, batería y teclados, Eric Burdon desgranó las mejores piezas del repertorio Animals, se atrevió con las versiones y nos regaló con una voz que ha perdido la fiereza de la juventud, pero que ha ganado el poso de la experiencia sobre el escenario.
Así, durante una hora y cuarenta minutos le dio tiempo a recordarse joven (“When I was young”), algún gallo que otro incluido, a repasar viejos éxitos en versiones resultonas (ese toque calipso en “Don’t let me be misunderstood”) y a revisar a sus mayores con versiones de Bo Diddley (“Before you accuse me”), Tina Turner y John Lee Hooker (“Boom, boom”). Su voz, como los buenos atletas, necesitó calentarse y a medida que avanzaba el concierto mejoró notablemente, adentrándose en otros registros. Destiló el soul en “San Francisco nights”, se reivindicó en una versión flamígera de “It’s my life”, incursionó en el blues y despachó el “House of the rising sun” en una versión in crescendo, de lo acústico a lo eléctrico. La banda también pisó fuerte y, dejando aparte el solo de bajo y de batería (tienen su público pero a mi me parecen una filfa), operó contenida aprovechando los espacios dejados por la estrella para despendolarse. Fin de fiesta con un bis guitarrero de alto octanaje en el que cupieron “We’ve gotta get out of this place” y “Sky pilot”.
Y todos para casa después de una tarde de rock & roll. Y es que ¿hay mejor modo de pasar una buena tarde? Para gustos los colores, pero los que allí estuvimos salimos felices como perdices.
El ciclo Music Legends cierra la edición con el éxito como acompañante, con el billetaje agotado en todos los conciertos (salvo Peter Hammill) y con los dientes afilados de los asistentes ante posibles ediciones. Que siga.
Por Larrypas
Muy buenas fotos, como siempre!
ResponderEliminarEste me lo he perdido...
Gracias Eneko. La verdad es que estuvo muy bien. Y no las tenía todas conmigo.
ResponderEliminarLarrypas