Crónica y fotos Concierto Mike Farris Gijón 2010 por Lorenzo-Larrypas

Atribulados andábamos desde que supimos que no veríamos a Mike Farris en el Kafe Antzokia bilbaíno (este “nos” mayestático me reconcome pero no me sale de otra manera; sirva, por lo menos, de homenaje a mis acompañantes que, además, aportan comentarios, frases lapidarias, exabruptos y otras perlas de gran utilidad para el que esto escribe, je. je). El puente y unos días de descanso mandaban pero, mira por donde, de entre todos los destinos posibles, Oviedo surgió en lontananza. Y como el Pisuerga pasa por Valladolid, Gijón está a tiro de piedra y, ¡albricias!, era una de las paradas de la gira. Así que, tras gozar de la gastronomía de la zona, de su correspondiente sidrina y de una merecida siestorra, cogimos el coche y nos fuimos para allá.


Y es que la ocasión lo merecía. El bueno de Farris nos había noqueado en el Azkena del año pasado por dos veces (en la de la Plaza de la Blanca besamos la lona y todo del zambombazo que nos despachó) y nos quedamos con las ganas de verlo en sala pequeña, de tú a tú, aun a costa de ser sacudidos de nuevo por la orgía de soul y rock (sí, destila más rock & roll en un cristal de sus gafas que muchos, que de casta le viene al galgo) en la que se convierten sus conciertos. Mantiene vigente su magnífico “Salvation in lights”, aunque es cierto que ya es hora de ir renovando un poco el setlist (magnífico y sin mácula, que no es cuestión de ser tiquis miquis), entrar en un estudio y despacharnos otra ración de música enlatada que nos alegre el día, el mes y los años venideros.

Así que tras un café reparador nos fuimos a la Sala Acapulco, en los bajos del Casino de Gijón. Un lugar extraño pero resultón, con buena acústica y en la que la peña se pasó la prohibición de fumar por el forro de sus vergüenzas. Y tenía su lógica, la prohibición, ante el despliegue de moqueta, asientos de tela y demás elementos proclives al fuego de que hacía gala (serían ignífugos digo yo). Lo peor de todo, la entrada, floja, que daba un aspecto desangelado a la sala (no creo que llegaran a las 200 personas, eso sí entregadas).



Y ni por esas se arredraron Farris y su banda, saliendo a saco, dándoles igual 200 que varios miles de personas, ofreciendo un show lleno de fuerza que desde el inicio nos hizo relamernos ante lo que se nos venía encima. Empezaron fogosos pero un pistón por debajo de lo que vendría después. Dos canciones para entrar en harina y lanzarse a por el respetable, sobre todo una “Oh, Mary don’t you weep” que no nos asombró como en ocasiones anteriores. Pero ayyyyyyyy, a partir de aquí fue un no parar; Mike se quitó la chaqueta (daba calor sólo verle y con lo chula que era su camiseta de Muddy Waters que acabó hecha unos zorros) y empezó a cantar como si quisiera comerse el micro.

Por allí despachó todo su disco con interpretaciones ricas en hondura cuando se terciaba (“Good news”, “A change is gonna come”) y toneladas de ritmo y soul las más de las veces, con versiones incendiarias de “Streets of Galilee”, “Sit down servant”,... Canciones que provocaron lágrimas (“Troubled of the world” de Mahalia Jackson), silencios reverentes (“Gypsy lullaby” de los Screamin’ Cheetah Wheelies) y oleadas de pasión que llevaron al respetable muy cerca de la felicidad (“Selah! Selah!”).





Y es que Farris es un animal de escenario que dota a sus temas del feeling justo y necesario (qué bíblico me ha salido esto), que se apoya en una banda bien calibrada y con unas McCary Sisters inconmensurables en el apoyo al frontman y en los solos que éste les ofrece. Y así llegamos al final apoteósico, con Farris desatado, cerca de la gente, derrochando toneladas de energía en una lectura frenética de “I’m gonna get there”, después de dos horas que se nos hicieron cortísimas.

La gente salió alucinada y dejó el stand de merchandising vacío, tanto que me quedé sin el single que vendían. Bueno, sí que me lo llevé, pero sin la portada (gratis, que la chica me lo regaló, gracias maja). Salimos hambrientos, nos jalamos una tabla de embutido y su sidra, y nos salió el título perfecto para la crónica: Mike Farris, sudando la camiseta en Gijón.

Por Lorenzo-Larrypas

2 comentarios:

  1. Gran crónica Lorenzo, qué envidia...

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  2. Anónimo18/10/10

    Os dejo enlace de MIKE en Cerdanyola del Vallés del sábado 16
    http://www.youtube.com/watch?v=X2BZnc_0pSE
    Un saludo. ANSELM E.

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