
El festival se realiza a medio camino entre Valencia y Cantabria, con el mismo cartel y a la vez, alternando los días. Así que los que tocaron el sábado se dieron la paliza para llegar a Sarón después de descargar en Valencia durante el viernes. Una idea original pero que quizás no sea lo más adecuado para las bandas, aunque no se notó bajón en ninguna. El sitio, cuando menos curioso; un antiguo mercado en el centro del pueblo (supongo que los vecinos jurarían en arameo) que despistó a muchos por lo inesperado de la ubicación. Una vez dentro, pinta cutre, pero ¡qué coño!, esto va a ser un festival de rock, no un chill out de lujo (echamos de menos uno como el del Azkena, con sus puf mulliditos, su moqueta…, ayyyyyy a las pocas horas ya no sentíamos las piernas). Y las bandas, todas ellas disfrutables, aun con algún bajón inesperado, pero, como dijo Jack El Destripador, vayamos por partes.

A las 17:30 en punto (no lo he dicho, pero la puntualidad más que británica, suiza, prácticamente al segundo y fue de agradecer) apareció la primera banda del día LOS CHICOS. Rock and roll espídico, fiestero, sostenido en unas guitarras contundentes y un frontman pasado de vueltas que hizo que no decayera el show en ningún momento. Le ayudó lo suyo los tragos a los katxis de “gatorade” (lease kalimotxo) que se metía entre pecho y espalda. Desbrozaron el camino para el resto de bandas al son de los temas de su último disco “We sound amazing but we look like shit”. Lo malo del sonido, sobre todo al principio, no impidió el desparrame del respetable (muchos eran colegas) y a nosotros nos quedó la duda de si los guitarras eran gemelos (visita a la red y confirmación; son gemelos). Fueron los primeros, gustaron (y nos gustaron) y se quedaron por allí hasta el final del festival, que no es poco.

Los siguientes fueron MUCK AND THE MIRES. La gran sorpresa, para mí que no les conocía, del festival. Dos guitarras, bajo y batería que demostraron lo sencillo que es el rock and roll cuando se tienen canciones, actitud y ganas de pasarlo bien. Frente a Los Chicos, estos uniformados ejecutaron un rock cristalino, primitivo, sobre la base del sonido garage de los 60. Como unos Beatles acelerados (ramonianos) fueron al grano y nos dieron uno de los conciertos del festival, en lo alto de la tabla. Sus discos, en formato vinilo claro, cayeron (y baratos que conste) y a nosotros nos asaltó la duda, y prometo que es la última, de si el guitarra solista era un trasunto de Joselito, pero en melenudo.

JC BROOKS & THE UPTOWN SOUND fueron los siguientes. Presentado al grito de “¿Queréis bailar?” apareció en escena de traje impecable. Otro artista más dentro de la hornada del neo-soul que nos inunda. Presentaba su primer disco, publicado en Vampisoul, pero dio la impresión de que le faltaban “canciones” para epatar al respetable. Su espectáculo no se resintió, derrochó energía, gustando más cuanto más se acercó al soul (versión de Otis Redding mediante, bien ejecutada aunque quizás le faltó un chispazo personal) y resultando más repetitivo al aproximarse al funk (lo siento pero es un estilo con el que no puedo). Aunque estaba el vinilo de su disco, de éste pasamos.


Ya llevábamos seis horas en el recinto cuando salieron los YOUNG FRESH FELLOWS al escenario. Y salieron arrollando. Tres golpes de autoridad en forma de canciones que pusieron las cosas en su sitio, que marcaron el límite entre acompañantes y estrellas de cartel. Sonaban bien, se lo pasaban bien y el respetable respondió desde la primera canción. Peeeeeeero no sé qué pasó, si se gustaron o qué, que a partir de ahí tiraron a piñón, pusieron una “martxeta” cómoda, y aun sonando contundentes nos empezaron a aburrir (aunque la peña estaba enardecida, sobre todo en las primeras filas). Serán cosas de la edad, o del hambre, ya que aprovechamos para salir y comer unos bocatas que nos supieron a teta, aprovechando la excelente música pinchada en la carpa.



Para próximas ediciones el Turborock queda apuntado como cita ineludible.
Por Larrypas
Si quieres ver muchas fotos del festival pincha en el canal Flickr de Larrypas
Yo ví en Santiago a Mudhoney y los Young Fresh Fellows y de los segundos no tengo ninguna queja; show marchoso y rockanrolero con pocos altibajos y una actitud encomiable por parte del grupo (empezaron puntualmente y la sala estaba casi vacía al principio). Mudhoney sonaron bien, pero diversión cero. Yo es que creía que en directo eran menos rock y más rock & roll.
ResponderEliminarY a los TSOOL tengo ganas de volver a verlos, si. Una pena que no haya crónica del Viernes.