Texto y fotos: Lorenzo Pascual (Web)

Me gusta el Azkena Rock Festival. Y este año más aunque sólo pude acudir el viernes. Organización, sonido, comodidad, todo ha mejorado para convertirse quizás en la mejor edición, en este aspecto, que yo he vivido. El sistema cashless ha funcionado razonablemente bien (y reconozco que no las tenía todas conmigo), la comida destacaba por variedad y calidad, las barras ejem, con birras a 4,20 eurazos eso sí, han mejorado en atención y rapidez y los baños eran muchos y limpios. ¿Musicalmente? Qué voy a decir yo. Como Steve Earle, yo me subiría en la mesa de cualquiera y le diría a la cara que John Fogerty es el mejor compositor de canciones con rockanroll. Después, bandas que sorprendieron, que me encantaron y otras que ni fú ni fá. Lo típico en este tipo de eventos. Mención aparte el Trashville donde la propuesta fue muy atractiva. Lo de la lucha mexicana, pues un entretenimiento puro y duro que a mi no me atrajo.

Si a todo esto añades que participo en el libro del 15 Aniversario con cuatro fotos al lado de monstruos en esto de las lentes y los diafragmas y que, además, me pude codear con ellos en el foso ¡¡¡POR FIN!!! pues se pueden imaginar ustedes. Espero que haya sido solo el principio y pueda seguir participando desde ahí en ediciones venideras. Y como el de fotógrafo es un trabajo que nos tiene de aquí para allá, solapes mediante, intenté abarcar lo más posible y eso hizo que pocos fueran los conciertos que vi enteros. Así que no esperen ustedes una crónica exhaustiva.

Y la primera en la frente. Tras una “tensa” espera para la acreditación ya que no aparecía en el “LISTADO”, conseguí mi pase (la verdad es que desde la organización lo intentaron agilizar y el trato fue estupendo), pero me perdí a Fetitxe. Directo a ver a los Godfathers, que ya habían empezado, y primera sorpresa. Mira que sus discos no me llegan. Pues su directo fue demoledor. Punk ‘n’ Roll con actitud y mala ostia. Las guitarras se doblaban y “Carademalaostia” Peter Coyne desgranó lo mejor de su repertorio con los dientes apretados. No les sobró nada del escenario grande y lo petaron al ritmo de “Cause I Said So” o “Birth, School, Work, Death”.

Acabar Godfathers y primera peregrinación para ver a The Soulbreaker Company. Viejos supervivientes del rockanroll patrio tiraron de manual setentero para desfilar al son del stoner resultón y la psicodelia más de raíz. Habría estado más tiempo pero los solapes mandaban y me fui a ver y afotar a Tygers Of Pan Tang. Totalmente desconocidos para este escriba me parecieron divertidos, pero qué coño si, siendo heavys, no son divertidos apaga y vámonos. Poses chuletas y guitarrazos de postín no hicieron que me quedara mucho tiempo. Además, The Shelters se solapaban con ellos y pensé que los iba a disfrutar más. Pues mi gozo en un pozo; joveznos con ganas de comerse el mundo, no fueron más allá de facturar un pop de guitarras de manual con algunos buenos momentos pero sin llegar a epatar.


En mi lista personal tenía marcados a King’s X. Recomendados por varios amigos, allá que me dirigí y la verdad es que su propuesta era atractiva aunque un tanto pantanosa para el horario y para el lugar. Sus pasajes progresivos y la carismática personalidad de su bajista, cantante y líder Doug Pinnick lo petarían seguro en una sala, pero abiertos al abanico del paraje vitoriano parecieron pelín dispersos. Con Crank County Daredevils, eso sí, sabes a lo que vas; punk tabernero, actitud fiera y toneladas de electricidad que te pueden llegar a agotar, pero que no defraudan nunca. Al lado, primera incursión en el Trashville, para catar al one-man-band King Automatic que estuvo muy bien. Yo que soy un zote alucino con la coordinación de esta peña que está a la guitarra, al teclado, al bombo, y que culminaba los temas con un estallido del platillo con el cabezal de la guitarra como baqueta.


Y ya iba llegando la primera división del festival. Cheap Trick, otros que en disco no me entusiasman, dieron un bolo estupendo, pleno de actitud sin caer en la autocomplacencia. Robin Zander cantó estupendamente y acompañó a un Rick Nielsen, que, sin aspavientos, fue un manual de riffs y punteos a la guitarra. Curioso el bajo de doce cuerdas de Tom Petersson pero, zapatero a tus zapatos, su versión del “I’m Waiting For My Man”,…, ejem. Sé que es su mayor éxito, pero “The Flame” destila demasiado azúcar por cada uno de sus compases aunque remontaron en loor de multitudes con “Surrender” y la peña puños en alto. Estuvieron bien, sí.


Sin solape esta vez, Graveyard se salió de la tabla. Por mor de las fotos no me quedé todo el bolo pero lo que ví me dejó alucinado. Era la primera vez que los veía y su propuesta derrotaba a todo lo visto hasta ese momento. Rockanroll contundente sustentado en guitarras poderosas, una línea rítmica machacona pero certera y una voz espectacular. Me quedé más de lo esperado, enganchado a unos temas hipnóticos.


Me acerqué a ver a Hellsingland Underground pero lo que vi no me gustó y acerté de pleno acercándome a ver a The Cyborgs en el Trashville. Fueron la bomba. Con caretas de soldador, los Cyborgs le dieron al blues de ultratumba, al garaje más descontrolado y se permitieron paseos entre el respetable a golpes de la guitarra más sucia de todo el festival. Todo un descubrimiento; a ver si hacen un recorrido por salas pequeñas.


Y llegó la hora. Probablemente John Fogerty ha sido uno de los artistas más deseados por el aficionado azkenero y este año ha sido el año. Una epopeya del rockanroll a lo largo de su periplo en la Credence Clearwater Revival, de su viaje en solitario y, salvo algún proyecto reciente, de sus discos más cercanos. Venía a tocar temas de la banda madre. Y no quiero que mi visión de fan obceque mi comentario. El concierto fue estupendo, oir esas canciones en directo y con algunos toques distintos es como maná para mis orejas, pero no quita que me sobraran los solos de bajo y batería (quizás los utilice como descanso a una garganta y piernas de 72 años), y la intro de acordeón. Disfruté como un enano, los temas son imbatibles pero el tratamiento de algunos no me acabó de convencer; sobre todo en una “Lodi” que no me emocionó lo que me emociona en disco y el “I Heard It Through The Grapewine” lastrado por los solos. Pero ¡ay amigo! cuando se puso serio el Azkena se vino abajo. Demostró poderío en “Down On The Corner”, que domina el pantano con “Green River”, el rush final fue espectacular con Fogerty tocando, cantando y corriendo por el escenario como un chaval, destilando clase en “Have You Ever Seen The Rain”´(a mi lado un hombretón lagrimeaba contento) y rabia con “Fortunate Son”. Y el bis, para enmarcar, no digo más. Los pelos de punta y una sonrisa en la cara que no se me ha quitado en todo el fin de semana. Palabra de fan.


Los Hellacopters fueron los últimos que vi y a fe que no me defraudaron. Mucho mejor que el año pasado, los Hellas tiraron de manual y percutieron con furia desgranando un grandes éxitos que les congració con un servidor, sobre todo después de su bolo del año pasado que me decepcionó. Pero el menda ya estaba baldao y, aunque me dio pena perderme todo el bolo, hacia la mitad del concierto guardé los bártulos y me piré. Pasé al lado de los Mambo Jambo, lo que oí estaba bien pero ya no tenía el cuerpo para ruidos.

En fin, un viernes azkenero para disfrutar. Me jodió perderme el sábado pero deberes familiares me llamaban. Rock on!!!

Tygers Of Pan Tang


The Shelters


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