Texto: Jorge Escobedo
Fotos: Lorenzo Pascual

La vuelta al cole. Esta es la sensación que tengo cada año al regresar a nuestro espacio de recreo tras el parón veraniego. El reencuentro con viejos y grandes amigos que compartimos la pasión de la música. A diferencia del colegio, elegimos la cerveza como vía de comunicación en lugar de los añorados cromos, y las conversaciones y recuerdos del verano son algo más subiditas de tono que antaño. Bendito reencuentro. El concierto elegido para paliar la sequía estival fue el de los Diamond Dogs en el Kafe Antzokia de Bilbao.

El grupo sueco es un viejo conocido de la parroquia del botxo. De hecho, su nuevo trabajo, “Quitters and Complainers”, el cual nos venían a presentar, viene acompañado por un disco en directo grabado íntegramente en la misma sala, haciendo un guiño y devolviendo todo ese afecto que le ha dado el público bilbaíno durante muchos años.

Era mi primera vez con ellos, desgraciadamente. En sus anteriores visitas, el azar o destino me impidió asistir. Y ganas tenía. Pero muchas. Ahora podría saciar mi apetito. Eso sí, una pena. Y muy grande. El fallecimiento el año pasado de su saxofonista Magic Gunnarson, quien dotaba al sonido de los Diamond Dogs de unos toques soul muy particulares, me dejaba algo huérfano.

En una sala, la cual estaba mucho menos llena de lo que me esperaba para ver a Sulo y compañía, la maravillosa introducción en versión soul de “The times They Are A Changing” de Dylan, da la bienvenida a la banda sueca, que sale a matar desde el principio. “Stop Burking Up The Wrong Tree” de su último trabajo da el pistoletazo de salida y ya no hay marcha atrás. Estamos de lleno en el espectáculo. Sulo es el auténtico alma máter del grupo, y dirige el concierto a su antojo, muy bien arropado por el enorme y agresivo Lars Karlsson a la guitarra, y el fantástico y delicado Henrik Widen al teclado. Suenan clásicos como “Goodbye Miss Jill”, “Honked” y “Charity Song” que alientan a la audiencia. Nos regalan versiones como “Pills” de Bo Diddley y “Bing On Home To Me” de Sam Cooke pasada por el tapiz de Rod Stewart. Nos ponen tiernos con la maravillosa “Rush For Comfort” y la escalofriante “Somebody Else´s Lord”. Y como no, dedican una canción a su gran amigo fallecido, “Black Ribbons (For Magic)".


Buen concierto para comenzar la temporada, y como calentamiento para lo que se nos viene encima. Este Otoño pinta muy pero que muy bien.

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