Enrique Villarreal, "El Drogas" abandonó la que probablemente era la banda de Rock en activo más importante del país para comenzar una nueva etapa en solitario. Cuando podría vivir cómodamente de las rentas o simplemente dejarse llevar ha decidido arriesgar y mantenerse inquieto, una auténtica constante en su trayectoria, y sigue realizando conciertos por encima de las tres horas, giras que enlazan una con otra, editando libros de poesías y retorciendo una y otra vez sus proyectos. En medio de toda esa vorágine tuvo tiempo para contestar unas pregunta.

Rocklive - Llevas dos giras consecutivas y la acogida ha sido muy positiva. Has tocado en grandes festivales y has vuelto a salas de menor tamaño que quizás llevabas más tiempo sin pisar pero en todos los casos con muy buena respuesta de público ¿Cómo valoras esa respuesta una vez que el efecto “El Drogas de Barricada” se ha convertido en “El Drogas banda”?
El Drogas - Bueno, la última gira comenzó en febrero del año pasado. Todavía no hace ni un año pero ya hemos hecho bastantes cosas. Creo que cada vez la gente es más consciente de que El Drogas funciona como banda porque es lo que se transmite en los directos y seguramente también en las grabaciones.

Rl - Uno de los rasgos definitivos de El Drogas como banda es que has dejado el bajo en manos de otro músico y te muestra únicamente como cantante. ¿Sentiste desnudez en las primeras fechas después de tantos años con las “manos ocupadas”?
ED- Me encuentro muy cómodo. Puedo colgarme una guitarra si apetece porque teniendo el lujo de contar con el maestro Txus Maraví, uno discurre su mano por el mástil y ya suena. Otras veces armónica o pandereta para detalles concretos que adornan la canción y sino un par de bastones para espantar moscones.

Rl - Los conciertos de tu gira, como lo fueron los de la última época en Barricada, se han caracterizado por repertorios maratonianos (siempre que no has tenido límite de tiempo) con muchos por encima de las 3 horas y alguno cercano a las 4. Me hizo mucha gracia una imagen que colgó la banda en facebook donde se podía leer en una pancarta “Por un convenio justo, no más de 40 temas por noche”.  ¿Repasar de manera tan extensa tu repertorio es fruto de la indecisión a la hora de seleccionar el set list? ¿ganas de agarrarse al escenario? ¿o puramente un exhibicionismo escénico?
ED-  Quizás sea la mezcla de todo. Está claro que si la gira se llama "Demasiado tonto en la corteza", todas las canciones de los tres cd´s van a caer. Así ya son 24. Le sumamos 16 de diferentes épocas hasta hacer un repertorio de 40. La gente paga una pasta por vernos en directo en estos tiempos tan jodidos, así que nosotros lo agradecemos con un repertorio amplio además de regalar un Ep con la entrada. Para el próximo invierno ya habrán salido los cuatro Ep´s que formarán la colección de esta gira.

Rl- En tus conciertos combinas canciones de Txarrena, El Drogas, La Venganza de la Abuela y Barricada. ¿Te planteaste en algún momento dejar fuera canciones de alguno de los proyectos anteriores?
ED- Nunca. Me he pasado más de media vida componiendo canciones y no me apetece renunciar a ello. Por eso la denominación de este proyecto con el nombre de El Drogas; todas las letras escritas por mí tienen cabida.

Rl- En tu larga carrera has tenido tiempo de hacer casi de todo. Conciertos eléctricos, acústicos, con coristas, tocar en la calle, esperar a los primeros en entrar en la sala para tocar para ellos, un disco temático..¿qué te falta de hacer y quieres probar?
ED- Siempre quedan historias interesantes donde picar. Sobretodo gente con la que compartir ideas. A esto no me obligo, simplemente va llegando.


Rl- ¿Son todas esas ganas de hacer cosas nuevas las que evitan que “la corteza” se atontone?
ED- Siempre digo que no puedo ver la marca de mi culo en el sofá. Necesito sentirme activo y dejar el encefalograma plano para otros.

Rl- Todos conocemos tu forma de escribir y cómo ha evolucionado con los años, de la misma manera que has cambiado como persona, y como utilizabas figuras literarias más o menos imaginativas para tratar las canciones. Sin embargo en esta nueva etapa también hay letras muy directas y a las claras (Matxinada). ¿Tenías miedo en algún caso de que el mensaje no llegara de manera clara al público o era necesidad de desahogarte?
ED- "Matxinada" está escrita de esa manera a conciencia. Debía de parecerse a la lectura de un periódico. La inmediatez de la noticia. El verdadero problema de esa parte fue el ritmo trepidante que tomaban las noticias en la realidad y de un día para otro lo escrito ya era pasado. Aquí los hijos de puta corren demasiado.

Rl- El Rock “callejero” parece en horas bajas, apenas surgen bandas nuevas con espíritu reivindicativo y las que surgen no consiguen el favor del público. Hay una cierta sensación de que falta un relevo para futuro, y todo esto precisamente en un momento económico y social que da pie a esa rebeldía o protesta. ¿a qué crees que es debido? ¿Qué “meneo” le falta a la gente hoy en día?
ED- No solo son los grupos. Medios de comunicación, festivales, público en general. Muy poca gente aguanta esta carrera de fondo donde no importa llegar primero sino llegar y disfrutar del camino.
En general creo que nos hace falta un herborico. 

Rl- ¿Piensas que el rock puede cambiar la sociedad? ¿Piensas que un partido político (ahora que está todo el revuelo del efecto “Podemos”) puede hacerlo?
ED- La sociedad, el sistema, el estado de las cosas… si no cambiamos individualmente y ese cambio no va en dirección a las demás (empatía), la cosa está jodida. Cataplasmas para la tranquilidad del pueblo siempre han existido; fútbol, jako, urnas cada cuatro años, religiones, tetas y culos, biografías de músicos, bandas tributo, alcohol, coche nuevo, Podemos… el criterio se hace cuando se observa la realidad que te rodea y sacas conclusiones que se parezcan poco o nada a la línea argumental de los medios que dependen de la publicidad de cuatro empresas.
Hoy por hoy hablar de independencia no vende.

Rl- ¿Escuchas los discos que has grabado a lo largo de todos estos años? ¿En alguno de ellos cambiarías algo (enfoque, producción, sonido, canciones….)
ED- Además de no escuchar, excepto si apetece sacar alguna canción para el repertorio, no cambiaría nada porque cada uno refleja un momento concreto de mi vida. Tampoco soy muy tikismikis con el sonido. Me importan más las canciones.


Rl- ¿Hay alguna canción de la que te sientes especialmente satisfecho? ¿Qué las escuchas en la radio o en un bar y piensas “Coño esta me quedó redonda de verdad”?
ED- No me gusta la redondez en las canciones. Prefiero los bocetos porque siempre tienen huecos por donde poder entrar cuando las tocas con otra gente y permiten que cada cual la sienta como suya.
Las canciones redondas solo las puedes copiar e interpretar pero poco aporte.

Rl- Siguiendo con las letras, ¿en estos tiempos se puede cantar lo que se quiera o sigue habiendo cortapisas (públicas o privadas que se auto impone el autor)?
ED- Habrá de todo. No se puede generalizar. El caso que conozco es el mío y por mi parte tengo mis propias exigencias. Aprendo de leer a otros autores y evito escribir por rutina aunque sí necesito de la rutina del escribir. Y aunque no me autocensuro, no todo lo que escribo lo enseño.

Rl- ¿Alguna poesía se te ha convertido en canción o al revés?
ED- Si, pero son las menos.

Rl- ¿Con “La Tierra Esta Sorda” saldaste una cuenta personal?
ED- Saldé una cuenta personal con la colectividad. O, mejor dicho, estoy en ello. No me apetece que los listos de turno nos amputen nuestra historia.

Rl - Muchas gracias Enrique por tu tiempo, solo una curiosidad más ¿Sigues siendo de ensayo diario?
ED- Por supuesto. Es el secreto del buen funcionamiento de la máquina.

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