Texto: Jorge Escobedo
Fotos: Lorenzo Pascual

Tras su paso por los escenarios estatales el año pasado y viendo la buena acogida de aquella gira, Nikki Hill volvía a pisar Bilbao en un concierto, al amparo del Kafe Antzokia, el pasado viernes 7 de Noviembre. La “nueva” reina del Rock & Soul colgó el “sold out” una vez más y hubo mucha gente que no pudo ser partícipe de la fiesta que la cantante de Missouri se disponía a ofrecer. Nikki bebe de los sonidos añejos de la vieja Norteamérica. En él, se dan la mano el  blues de Howlin Wolf, el góspel de Sam Cooke, el soul de Aretha Franklin y Etta James, pero sobretodo, ese rock & roll primigenio que tenía en su máximo exponente al loco de Little Richard.

Atraviada bajo un ajustado pantalón negro, camiseta de Motorhead (dejando claro alguno de sus gustos) y pañuelo al estilo lollipop  en la cabeza, Nikki junto a su marido y guitarrista (no le pude coger el punto), bajo y batería, ofreció a la audiencia un show de 80 minutos, donde repasó su álbum “Here´s Nikki Hill” (homenaje claro a Little Richard) y abarcó numerosas versiones que no dudó en pasar por su tapiz.

En un concierto que fue de menos a más y donde la cantante no paró de dar palmas animando a la audiencia y de sonreír, “Sweet Little Rock and Roller” del sempiterno Chuck Berry en clave boggie puso comienzo a la velada. “Ask Yourself” sonó contundente y “Don´t Look Down” nos animó a mover las caderas. En la versión del tema “I Know (You Don´t Love Me No More)” de Bárbara George asomó el soul más cálido con matices Stax, mientras que “Right On The Brink” rozó el soul más sucio.


El público no dejó de bailar en ningún momento, y eso se hizo notar en el irresistible “I Got A Man” que precedió a los bises. Pero antes pudimos disfrutar también de los ritmos jamaicanos de “Who Whre You Thinking Of?” que compusieron los fronterizos Texas Tornados, y de la belleza con introducción góspel y dedicada a la mujeres “Good Woman”.


Tras el set inicial, las canciones de rigor como extra, donde disfrutamos con la versión del “Twistin´ The Night Away” de Sam Cooke, que si no hizo transportarme al pequeño club Harlem Square, poco le faltó. Y para cerrar, su mítico “I´m Rocker” de los australianos AC/DC, dejando una clara declaración de intenciones.


Muy buen sabor de boca al final. Mejor en su faceta más rockera que soulera, pero superando el examen con muy buena nota. Creo que la relación entre Nikki y yo durará muchos años. Nos vemos en la próxima, guapa.

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