Por Larrypas
La nostalgia es un aliciente en los tiempos que corren y, por lo que parece, mucho más en el plano musical. El mundo del rock lleva ya un tiempo en ello y, así, hemos podido catar a grupos que llevaban sin tocar siglos por mor de carreras propias (Radio Birdman, Stooges,…), se han relanzado carreras de artistas con arreglos minimalistas (inconmensurable Johnny Cash, algo menos Kris Kristoferson) y hemos visto grupos a los que sólo podemos catalogar como tributo debido a las ausencias pero que, de otra manera, no habrían pasado delante de nuestros ojos. Y de uno de ellos trata esta reseña: los Animals & Friends with Steve Cropper que actuaron en Bilbao, en la Sala BBK, dentro del ciclo Music Legends, que sigue haciendo eso, acercarnos a leyendas en esto del rockanroll.

Tras experimentos fallidos (Thin Lizzy en el Azkena), sin mordiente ni miembros originales (Dr. Feelgood en Getxo), o ni fú ni fá (Lynyrd Skynyrd en el Azkena 2012; sí, a mi no me dijeron demasiado, quizás por las altas expectativas) acudimos prestos a la cita deseosos de ver al bueno de Cropper tras catarlo hace 21 años (¡¡¡nada menos!!!) y, encima, acompañado de unos Animals con dos miembros originales de la formación.



Y la cosa ruló a medias. En una sala con todas las entradas vendidas (o eso dijeron ya que se vieron butacas vacías) y a la hora en punto The Animals saltaron al escenario y, desde un principio, dejaron a las claras por dónde iban a discurrir los derroteros del concierto. Temas propios y ajenos sin el carisma de la voz de Eric Burdon (que por cierto también nos visitó en el Music Legends), composiciones que activaron al respetable por conocidas pero a las que faltó, en opinión del que esto teclea, tensión y algo más de mala leche.



Revisiones de temás clásicos donde destacaron, por compacta “I put a spell on you”, por rockista y bien arreglada “Inside looking out” y una “Don’t bring me down” que dejó a las claras que los temas endurecidos por mor del rock les quedan mejor. Esto en el haber; en el debe una “I’m crying” sosa sin el teclado groove del original, un “Don’t let me be misunderstood” que palideció ante el ofrecido por Eric Burdon en este mismo escenario y un “Boom boom” sacado de la caverna en que lo metió John Lee Hooker y de donde no debe de salir nunca. Y para el final, tras el periplo con Cropper, lo mejor claro, una “House of the rising sun” recreada con pasión, que nos reconcilió con la banda y que marcó el pico del show.

¿Y qué hay de Cropper? Pues que, avejentado, salió a la media hora de iniciado el show y con su guitarra atigrada marcó el camino de un concierto que discurrió a la vera de sus temas más conocidos. Booker T & The Mgs sonaron portentosos en sus manos, en especial un “Green onions” con empaque en el que Cropper se salió en el punteo final, “In the midnight hour” y “The dock of the bay” corretearon por la vereda soul pero dejaron a las claras que lo de Cropper son las cuerdas de su guitarra y no la voz, rehén de su edad y de sus propias limitaciones (y es que Pickett y Redding dejaron el listón muy alto para cualquiera) y decayó en un “Knock on Wood” que merece mucho más. Culminó su bis con “Soul man” en recuerdo a los compinches que le han abandonado por culpa de la parca, Donald Duck Dunn o John Belushi.



El ciclo Music Legends hace honor a su nombre y, una vez más, permitirá decir a muchos: yo pude ver a Steve Cropper en Bilbao. Suertudo que es uno (o viejo, que también), yo le he visto dos veces.
Rock on!

Artículos relacionados