Un bar solitario en una carretera inhóspita en el lugar más remoto de los Estados Unidos, un coche para y de él baja una pareja normal. En su interior unos cuantos rednecks con camisas de leñador se les quedan mirando. De repente uno de ellos hace el clásico comentario machista e inoportuno sobre la señorita y todo se desencadena. Un disco baja en el jukebox y comienzan a atronar las maravillosas L7 con su himno SHITLIST mientras la pistola que ella ha sacado dispara sobre casi todos los presentes (hay que dejar a uno con vida para que pueda seguir alimentando la leyenda).



Esta escena de ASESINOS NATOS es la que viene a mi cabeza cada vez que veo el nombre de JULIETTE LEWIS. La de una mujer de aspecto frágil pero capaz de poner patas arriba tu vida y quizás la única candidata de todo el start system de Hollywood con la posibilidad de poder dar un giro radical a su carrera hacia el estrellato y cambiarlo por vivir en una selva de furgonetas atestadas de gente y hoteles a los que se les han caído unas cuantas estrellas.

JULIETTE LEWIS dio el paso arriesgado y decidió dejar de vivir en las pieles de otros para vivir su propio camino y lo hizo por el lado salvaje y más áspero. Con una carrera musical en el que el fervor mediático que la ayudó a tomar la relevancia necesaria para su lanzamiento se volvió en apenas un suspiro en el hándicap que la impediría ser tomada en cuenta por el mercado musical, receloso como no podía ser de otra manera ante alguien tan ajeno a este mundo de sudor y kilómetros.

Y es que a la LEWIS la podrán acusar de todo menos de no tomarse en serio a si misma y su nueva trayectoria. Giras incansables y lanzamientos discográficos periódicos la han otorgado un respeto merecido que propicia que allá donde actúe, aunque no sea excesivo el tiempo en el que lo hizo por última vez, ofrezca ante la nueva amazona del rock recintos llenos de público.

En su cita madrileña no iba a estar sola y por ello se hizo acompañar para la ocasión de dos bandas invitadas que se encargarían de abrir el fuego y calentar al personal.

Por un lado los madrileños NOTHINK que abrieron fuego para presentar algunas de las canciones de lo que será su nuevo disco, el tercero ya, que saldrá a la venta el próximo año y para apabullarnos con un concierto estupendo en el que sus influencias más rockeras y “after grunge” se funden con un sonido potente y una voz desgarrada, perfectamente ejecutada por JUAN BLAS, y unas composiciones en las que las influencias van desde los NIRVANA más enérgicos hasta los PLACEBO más oscuros pasando por toda la gama de colores musicales (la agresividad de SOUNDGARDEN, la intensidad de PEARL JAM e incluso los arrebatos furiosos de NINE INCH NAILS). Para mí, que no los conocía de nada, supusieron una sorpresa mayúscula y despertaron la curiosidad necesaria para que ahora me acerque a sus discos y sus fechas de conciertos. No tardaré en verles sobre un escenario defendiendo su propuesta.

Después de un entrante tan suculento esperaba un primer plato que me llenara sin saciar, y en este caso eran las londinenses SCANNER, que están acompañando a JULIETTE en muchas de las fechas de su gira, las que deberían de realizar esta labor.



No voy a negar mi recelo previo hacia las bandas que vienen de una isla cuyo último gran grupo surgió hace más de veinte años, pero también es cierto que me encontraba receptivo después de que NOTHINK me hubieran tirado por tierra muchos prejuicios musicales. Pero es que SCANNER fueron menos que nada. Un grupo sin alma, sin canciones y sin ningún tipo de pericia musical que naufraga entre vacuos intentos de parecerse a alguna banda clásica y que tan pronto se acerca al misticismo pseudo intelectual de JOY DIVISION como a unos, aún más insulsos, ELASTICA. Intercambiando sus instrumentos entre canción y canción y acompañando sus lamentos con teclados maquineros, xilófonos de juguete y gritos insustanciales que nos aburrieron soberanamente durante media hora de alaridos sin sentidos. No me extrañaría que la prensa inglesa les esté ensalzando como “the next big thing” de este mes, pero me parecieron un bodrio mayúsculo.

Estábamos ya más de una hora por encima del horario previsto de actuación de JULIETTE y el nerviosismo, y en algunos casos el enfado, iba en aumento. Yo había entrado en la sala sin ninguna duda de que su propuesta musical, en lo que al directo se refiere, se sostenía por si misma. Las reseñas de sus pasadas actuaciones en multitud de salas y festivales del país así lo declaraban, y sin embargo tras una escasa hora y diez minutos de actuación (un lujo teniendo en cuenta que interpretó un tema más de los que está haciendo en su gira europea) salí con una gran cantidad de dudas que no figuraban a la entrada.

Acompañada de una nueva banda y con el bautismo de su primer trabajo en el que es su nombre el que figura en la carpeta de portada, ya no queda nada de JULIETTE LEWIS AND THE LICKS, se atisbaba que su nueva aventura junto al nuevo gurú de la música, OMAR RODRIGUEZ de MARS VOLTA figura en los créditos de TERRA INCOGNITA como productor, había ocasionado un viaje desde la visceralidad histriónica de sus influencias de IGGY POP, hacia terrenos más intensos, cercanos incluso a un tipo de “blues ácido” que en ciertos instantes la emparentan con un MORRISON en sus momentos místicos (salvando las distancias que no quiero que nadie se rasgue las vestiduras).

Impresiona en las distancias cortas por su aparente fragilidad, de una estatura muy reducida y extremadamente delgada se presentó con un atuendo (botas altas blancas de marca, mono ceñido de lentejuelas, guantes de brillantes, rodilleras de patinadora y chaqueta de flecos) salido de una revisión de BLADE RUNNER y acalló los gritos de nerviosismo de su aparición con piezas tranquilas e hipnóticas, como la inicial ROMEO que dejó a toda la audiencia atónica por su carácter hipnótico, relajado y sensual. Una forma diferente de empezar un show que supuso una montaña rusa de sensaciones para muchos de los asistentes y que nos llevó desde momentos de estudiada y estructurada oscuridad hasta la excitación visceral, fundamentalmente en las canciones de sus anteriores trabajos, hasta mágicos instantes como la interpretación de GHOSTS, donde los coros de su bajista oriental hicieron un gran trabajo, la más comercial y alegre UH HUH con un estribillo muy sensual, FANTASY BAR donde toda la sala acompañó al estribillo para adornar una de las canciones que más la emparentan con su trabajo con THE LICKS, y sobre todo los momentos cumbres de la noche que fueron SUICIDE DIVEBOMBERS y el experimento blues de HARD LOVING WOMAN, en esta ocasión alargada en su minutaje, y donde se aprecia la particular voz de una cantante que suple sus carencias con una gran entrega y sentimiento y que fue en todo momento centro de atención sobre las tablas de una manera desinhibida y exhibicionista; gesticulando, arrastrándose por el suelo, besando a las primeras filas, parando la música para posar ante una audiencia que disparaba flashes continuamente y a la que obsequió con todas las poses típicas de una rock Star.

Una auténtica lástima fue verla rodeada de una banda para el que el adjetivo “correcto” supone todo un logro ya que fueron carentes de carisma musical, ni en lo académico ni en cuestiones meramente de pose y actitud y que en muchos momentos aparentaban que el asunto sencillamente no iba con ellos mostrándose completamente ajenos a un show en el que el actor (en este caso actriz) principal, estaba dándolo todo.

Sin embargo bien harían los que aún consideran a JULIETTE LEWIS una actriz convertida a cantante en cambiar su concepción sobre ella, ya que con tres trabajos bajo sus espaldas ya ha dejado ser una recién llegada y su paso y conversión estilística, aunque nos esté privando de volver a disfrutar en directo de temas fantásticos como AMERICAN BOY o MONEY IN MY POCKET, la está conduciendo a un estilo muchos más personal que, si no me equivoco, la alejará un poco de las masas más ávidas de temas sencillos de rápida asimilación pero la llevará a crear su propio sello. Lo tiene todo para triunfar en este mundillo: estilo, influencias, carisma, carácter, voz y presencia escénica. Solo la falta un poco más de perseverancia y que la audiencia la haga caso.

by beerbeer



SET LIST

1- ROMERO
2- INTO
3- PURGATORY BLUES
4- GHOSTS
5- FANTASY BAR
6- PRAY
7- HARD LOVING WOMAN
8- TERRA INCOGNITA
9- UH HUH
10- GOT LOVE TO KILL
11- STICKY HONEY
12- YOU ARE SPEAKING MY LANGUAGE
13- SUICIDE DIVEBOMBERS
14- HOT KISS

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4 comentarios

  1. amador // 1/12/09  

    Esta mujer es una bomba. A mi me flipa...

    loverboy

  2. Rocklive.es // 1/12/09  

    amador, ami también. Precisamente la estuve viendo ayer en el Cabo del miedo por enesima vez y en fin...sin más. Yo, de todas formas, y aunque beerbeer me de de toñejas, prefiero que invierta su tiempo en hacer cine que en hacer música. Un saludo.

  3. txinomandinga // 2/12/09  

    gran crónica!! iba a comentar lo de la peli del cabo de miedo, pero te me adelantastes..jeje...ya me gustaría que volviera al cine....aunque está claro que es muy rockera la jodida!! jajaj..un saludo!!

  4. EdCharrúa // 3/12/09  

    A mí me gustaba la interpretación del Hardly Wait, pero poco más he escuchado, tendré que ponerme a la tarea. Por mi parte os recomiendo la lectura de la entrevista en exclusiva que se ha realizado a Jose Luis Pizarro, el Satriani español, en Lapsus momentáneos de (sin)razón. Saludos.